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Del Escritorio de Nuestro Párroco

Querida familia:

En el evangelio de este fin de semana, Santiago y Juan eran hombres rápidos; que se acercaron a Jesús para que les concediera el puesto más alto en su nuevo reino. Era evidente que estos jóvenes no conocían el significado del verdadero servicio, ni lo que implicaba sentarse a la derecha y a la izquierda de Jesús. Pensaban que el servicio era disfrutar de privilegios y ponerse por encima de los demás. Por eso, Jesús se apresuró a corregir su falsa impresión de liderazgo cuando dijo: “Ustedes no saben lo que piden.… el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos, y el que quiera ser el primero, se hará esclavo de todos. Sepan que el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre” (Marcos 10:38, 43-45). Con esta declaración, Jesús les enseñó que el autosacrificio es la esencia del liderazgo. Después de todo, la historia de su vida es un ejemplo perfecto de servicio desinteresado y autosacrificio, y el clímax de su autosacrificio fue dar su vida por los demás. Durante su Última Cena, Jesús demostró el significado de su muerte sacrificial cuando tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen, esto es mi cuerpo” (Marcos 14:22), y luego tomó la copa de vino y dijo: “esto es mi sangre” (Marcos 14:23). De manera similar, también se espera que aquellos que son llamados a servir en cualquier instancia se dejen partir y compartir por todos.

Jesús preguntó a Santiago y Juan si estaban dispuestos o no a dar sus vidas al servicio de los demás. Les hizo esta pregunta de manera hermosa: ¿Pueden beber la copa que yo estoy bebiendo o ser bautizados como yo soy bautizado?” (Marcos 10:38). Como jóvenes enérgicos, su respuesta fue afirmativa: “Sí, podemos”. Poco antes de ofrecer su Cuerpo y su Sangre, lavó los pies de sus discípulos y les dijo: “Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.” (Juan 13:14-15). Por lo tanto, quienes están en posiciones de liderazgo y quienes están llamados a servir deben seguir su camino.

El profeta Isaías, en la primera lectura, habló de un siervo humilde y sufriente que llevaría las cargas de muchos y ofrecería su vida por muchos (Isaías 53:10). Las características de este siervo sufriente encajan perfectamente con la vida de Jesús. Todos aquellos que sirven y que están en posiciones de liderazgo deben aprender de las cualidades de liderazgo de Jesús.

Hay muchos desafíos que van con el servicio y el liderazgo. Entre ellos están: Crítica Intolerante: Me he encontrado con personas que alguna vez fueron voluntarios dedicados en sus comunidades. Algunos de ellos eran maestros voluntarios, catequistas, lectores, cantantes, etc. Algunos explicaron que retiraron sus servicios debido a críticas indebidas de los miembros de la comunidad. El peligro de ser incomprendido: Cuando uno elige servir, debe estar listo para ser incomprendido. No importa cuán desinteresada y sincera sea una persona, siempre habrá gente que interpretará su desinterés como un canal para el egoísmo y alguna ambición oculta. Jesús mismo sufrió el dolor de la falsa acusación cuando el fariseo dijo que estaba usando el poder de Belcebú, el príncipe de los demonios, para expulsar a los demonios. Resistencia y oposición: Los líderes que están decididos a generar un cambio positivo y radical en sus comunidades a menudo se enfrentan a una fuerte resistencia y oposición. Esto puede ser muy desalentador, especialmente cuando tienen que pasar por la persecución. El servicio comienza en casa: Hay personas que están tan absortas en servir a los demás que descuidan el cuidado de sus familias. Hay una caricatura que dice: Amo a la raza humana, pero es a la gente que me rodea con la que no me puedo llevar bien. Este es el caso de las personas que aman la humanidad y apenas se relacionan con alguien de al lado. Por lo tanto, los servicios humildes deben comenzar desde nuestros hogares, familias y vecinos y extenderse a nuestras comunidades y a los demás. Piensa en tu líder o santo favorito y descubrirás que se distingue, no tanto por lo que hizo, sino por cómo cumplió con sus deberes. La Madre Teresa decía que no es el trabajo que haces lo que importa sino el amor que pones en lo que haces.

Este fin de semana estamos promocionando los ministerios parroquiales. Nosotros, como comunidad de fe, tenemos a nuestra disposición un número sustancial de ministerios organizados en cinco categorías distintas: Formación, Liturgia, Vida Parroquial, Cuidado Parroquial y Espiritual. Como fieles seguidores de Cristo, estamos llamados a servir en cualquier capacidad que podamos, por el bien del Reino de Dios y su pueblo. Sinceramente espero que consideren ser parte de uno de nuestros ministerios parroquiales. Si ya participan como miembro de un ministerio, consideren esta columna como una herramienta de enseñanza. Trabajar para la viña de nuestro Señor es la mejor manera de ser “¡Un Cuerpo, Un Espíritu, Una Familia!”.

Santísima Virgen María, Santa Katharine Drexel, San Miguel Arcángel, Papa San Pío X y Beato Dr. José Gregorio Hernández, ¡rueguen por nosotros!

¡Suyo en Cristo Jesús!
Padre Omar

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