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Del Escritorio de Nuestro Párroco

Querida familia:

La Iglesia celebra este domingo la Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores, iniciada por el Papa Francisco en el 2021. Quiero desear un feliz Día de los Abuelos a quienes tienen la fortuna de ser abuelos y abuelas.

Durante las próximas semanas, a excepción de la Solemnidad de la Asunción de María, escucharemos el capítulo 6 del Evangelio de San Juan. Estos pasajes bíblicos son llamados el discurso de Jesús sobre el Pan de Vida.

Como pueblo de fe eucarístico, somos invitados y desafiados a intentar reconocer cómo la Eucaristía satisface nuestra hambre. Se necesita una fe profunda para creer verdaderamente que Jesús es suficiente para nosotros; especialmente cuando nuestra sociedad intenta constantemente convencernos de que necesitamos más de todo lo que el mundo ofrece. Pero Jesús es verdaderamente suficiente para nosotros.

La implicación de vida de la Liturgia de la Palabra de hoy es que Jesús quiere alimentar a un gran número de personas, pero no sucederá sin nuestra ayuda. Se nos pide que nos identifiquemos con el joven de los panes y los peces en el evangelio, y con el siervo de la primera lectura, que tiene suficiente fe para que Eliseo pueda colocar lo que tiene ante 100 personas. Jesús espera que tengamos fe en su poder divino para suplir todas nuestras necesidades.

Alguien una vez se quejó ante la Madre Teresa de la falta de preocupación de Dios por la pobreza en nuestro mundo. La persona preguntó: ¿Por qué Dios no hace algo al respecto de la miseria de nuestro mundo? La Madre Teresa respondió: Dios lo hizo, Dios te creó, para que a través de tus manos y de tu corazón, otros fueran ayudados y la miseria en nuestro mundo fuera aliviada. Jesús cuenta con nosotros, para que tengamos fe para creer que nuestros esfuerzos cuentan.

Ante cualquier desafío enorme, cuando se nos pide que hagamos algo que parece estar más allá de nuestra capacidad, todos nos sentimos tentados a responder de la misma manera que en nuestras lecturas de hoy: no tenemos suficiente. No tenemos lo necesario para completar la tarea. Necesitaré más si se espera que haga algo al respecto.

El Papa Benedicto XVI nos dio algunos sabios consejos sobre esto. Dice: “A veces, el exceso de necesidades y lo limitado de sus propias actuaciones le harán sentir la tentación del desaliento. Pero, precisamente entonces, le aliviará saber que, en definitiva, él no es más que un instrumento en manos del Señor; se liberará así de la presunción de tener que mejorar el mundo —algo siempre necesario— en primera persona y por sí solo. Hará con humildad lo que le es posible y, con humildad, confiará el resto al Señor. Quien gobierna el mundo es Dios, no nosotros. Nosotros le ofrecemos nuestro servicio sólo en lo que podemos y hasta que Él nos dé fuerzas. Sin embargo, hacer todo lo que está en nuestras manos con las capacidades que tenemos, es la tarea que mantiene siempre activo al siervo bueno de Jesucristo. Como dice San Pablo “Nos apremia el amor de Cristo” (2 Co 5, 14).” (Papa Benedicto XVI, Deus Caritas Est, §35). Los cristianos debemos hacer lo que podamos por amor; no por un sentido de obligación.

En los tiempos bíblicos, el pan de cebada era el pan de los más pobres. Juan el evangelista lo eligió para hacer comprender simbólicamente a sus oyentes, y a nosotros, el hecho de que Dios puede tomar nuestra pobreza, multiplicarla para sus necesidades y hacerla suficiente, si tan sólo confiamos en Él y le entregamos lo poco que tenemos y somos. Dios toma la pobreza de nuestra humanidad y nos hace, por su poder, suficientes para satisfacer la necesidad actual, si se lo permitimos.

Pero hay más hambres que la física en nuestro mundo. Dios usa esas hambres, ya sean emocionales, espirituales o psicológicas, para hacernos darnos cuenta de cuánto necesitamos a Dios y a los demás. Dios nos invita a dar señales de su amor perdurable aliviando el hambre de los demás a través de nuestra amorosa presencia en sus vidas, y desafía a las personas de buena voluntad a ayudar a satisfacer nuestra hambre mediante su amoroso servicio y atención hacia nosotros en nuestras necesidades. La comunidad cristiana es el lugar donde tú y yo alimentamos a otros, con nuestra ayuda, y otros nos alimentan a nosotros con su ayuda. Nuestra humanidad es útil y suficiente para el uso de Dios, así como la humanidad de Jesús fue útil y suficiente para Dios al manifestar su amor por nosotros en Cristo.

La buena noticia de hoy es que Dios nos necesita, ¡a todos nosotros! Seamos jóvenes o viejos, ricos o pobres, sanos o enfermos, educados o no, tenemos suficiente para obrar milagros. Pero lo necesitamos más de lo que Él jamás nos necesitaría a nosotros. Y ahora debemos unirnos en oración y confiar en Su misericordia mientras millones de venezolanos van a otra jornada electoral bajo la miseria del gobierno de Nicolás Maduro. Por eso propuse encomendar Venezuela y todo su pueblo al Sagrado Corazón de Jesús. Hoy, nosotros, la comunidad católica de la Parroquia St. Katharine Drexel nos reuniremos en oración y nos consagraremos, junto con toda la nación de Venezuela, a Él, nuestro Señor Eucarístico, Jesucristo.

En breve nuestra hambre espiritual será saciada en esta Eucaristía. San Agustín dijo: “Somos lo que comemos”. Oremos en esta Eucaristía para que seamos lo que comemos, el Cuerpo de Cristo, que es suficiente para que Dios haga milagros, si hacemos su voluntad. Cuando dos o tres se reúnan en Su nombre, nuestro Padre Celestial escuchará nuestra súplica. ¡Somos una comunidad de amor, Un Cuerpo, Un Espíritu, Una Familia!

Santísima Virgen María, Santa Katharine Drexel, San Miguel Arcángel, Papa San Pío X y Beato Dr. José Gregorio Hernández, ¡rueguen por nosotros!

¡Suyo en Cristo Jesús!
Padre Omar

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